sábado, 14 de agosto de 2010

Van a matar a Ashtiani



Esta semana ha aparecido Sakineh M.Ashriani en la televisión iraní "confesando" su crimen. Amnistia Internacional, Human Rights, la oposición iraní y docenas de oraganizaciones humanitarias que lanzaron una campaña internacional contra la lapidación por adulterio de esta mujer niegan veracidad a esta confesión forxzada en la prisión de Tabriz, donde lleva encerrada 5 años, por la policía iraní. Sus abogados, lo mismo que la oposición y las organizaciones humanitarias,creen que al hacerla "confesar" que intervino en el asesinato de su marido, con lo cual el régimen de los ayatolás eleva las acusaciones contra esta pobre mujer, están preparando su pronta ejecución para terminar con la molesta protesta internacional.
La movilización mundial logró que el régimen integrista se mostrase "clemente" y cambiase la lapidación por... la horca.
Estas "espontáneas" confesiones públicas nos recuerdan a los famosos juicios de Moscú de 1937, donde bolcheviques de la vieja guardia, que molestaban a Stalin, como Bujarin, Kamanez,Zinoviev,etc, "confesaban" públicamente que eran agentes del imperialismo, terroristas, espias contarrevulionarios, saboteadores y otras lindezas por el estilo. En el uno como en el otro caso vemos la larga mano del poder , que instrumentalizando una ideologia totalitaria a su servicio, eleminando brutalmente al que molesta el ejercicio de su poder omnimodo. En el uno y en el otro caso veremos a estusiastas y fanáticas masas apoyando, como un obediente rebaño, a sus "queridos" líderes, y , en el uno y en el otro caso, veremos padecer a la libertad y dignidad humanas.
Donde el poder no está controlado, la policía política "especializada" puede hacer confesar cualquier cosa a cualquier persona.
Los ciudadanos del Primer Mundo tenemos que tener mucho cuidado de no caer en la prepotencia, en el eurocentrismo, a la hora de analizar o juzgar los acontecimientos del Tercer Mundo, pues tendemos a creer que nuestros códigos morales son superiores a los de estos paises. No nos percatamos que sus códigos morales responden a sus realidades culturales e históricas. Como decía el viejo Marx, sus superestructuras (las ideologías, la moral, etc) corresponden a sus estructuras económico-sociales, y que, por lo tanto, puede ocurrir que a lo que a nosotros nos parece moralmente correcto a ellos les puede parecer lo contrario y viceversa.
No es esa la situación en el caso de Ashtiani, pues en la sociedad iraní no estaban penadas las relaciones extramatrimoniales hasta 1.979, momento en que triunfó la revolución integrista de los ayatolás. Posteriormente, éstos impusieron la Sharía o ley islámica por pura voluntad ideológica, pues se trata de un código moral medieval que está muy lejos de de la realidad persa y de la situación actual de los paises en que, alterando su desarrollo histórico, han impuesto un retorno al pasado más negro y reaccionario, en la que, singularmente, la mujer es tratada con crueldad y sin nigún respeto a su dignidad.

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