Necesitamos un partido republicano

Se ha publicado hoy la última encuesta del CIS, de la que se desprende que los españoles consideran a la clase política como el tercer principal problema del pais, sólo superado por el paro y la crisis económica.
Cerca del 25% de la población ,según esta encuesta,considera a toda la clase política como un problema muy grave, y alrededor del 80% no se fia ni un pelo ni del gobierno ni de la oposición, pues creen que les interesan más las eleccioes y sus cargos que la situación del pais.
Hace unos días, nuestros compañeros de IR-Alicante fustigaban a los miembros de esta clase política que se habían convertido en pequeños reyezuelos que sólo aspiran a eternizarse en sus cargos, y nos acordábamos de gentes como Manuel Chaves, que fue Virrey de Andalucia durante 19 años ,y que dejó ese puesto por el de Vicepresidente del Gobierno, pero que antes fue ministro; como José Bono, que fue Virrey de Castilla-La Mancha durante 21 años para luego saltar a la Presidencia del Congreso de Diputados, etc. etc. La lista sería interminable y los ciudadanos se han percatado de que , en realidad, estos políticos no son monárquicos por lo bien que lo hace Juan Carlos, sino porque su paradigma político es la monarquia: el poder de por vida,la ocupación de las poltronas "ad eternitatem". Son lo que podría llamarse "políticos monárquicos" en oposición a los "políticos republicanos" ,que propugnamos la renovación de los cargos ,las listas abiertas,la rotación y la no reelección de los cargos.
Cuando en Italia se vivió el proceso de "manos limpias"que se cargó a casi toda su clase política por corrupción, hubo un momento en que parecía que llegaba una aurora de democracia auténtica, pero fue un espejismo porque llegó ... Berlusconi.
No basta con criticar una situación , hay que proponer y preparar su alternativa. Por eso necesitamos un partido republicano que sea un referente moral, que sea la antítesis de los actuales partidos monárquicos: un partido honesto donde la gente honesta pueda luchar por sus ideales y desarrollarse moralmente, un partido sin caudillos carismáticos y camarillas aduladoras, sin barones regionales y sin burocracías de paniaguados, etc., y la única forma de lograr ésto es impidiendo que la gente se eternice en los puestos y limitando los mandatos.